viernes, 9 de octubre de 2009

Comportamiento químico de las relaciones nocturnas




Supongamos dos reactivos A y B que se someten durante una noche a agitación en un local nocturno a presión de P = 1 atm y calentamiento a T = 37 °C. Ambos reactivos reaccionan uniéndose mediante un enlace de tipo “relación nocturna”.

A continuación podemos tener dos casos:
a) Si tras esa noche, sometemos al compuesto obtenido anteriormente a un enfriamiento T = 10 °C, en atmósfera inerte y utilizando como catalizador “fue un polvo” el enlace “relación nocturna” se rompe, obteniendo los dos reactivos de partida A y B.

b) En el supuesto de que tras esa noche el compuesto del tipo “relación nocturna” obtenido anteriormente sea enfriado lentamente hasta alcanzar una T = 20 °C, utilizando como catalizador “fue cosa de una noche pero me gusta quedar contigo”, el compuesto pasará de tener un enlace de tipo “relación nocturna” a mantenerse unido a través de un enlace del tipo “relación semiamistad”. Dependiendo de la superficie de contacto, concentración, T y P a la que se somete dicho compuesto podemos incluso obtener un enlace catalogado como “relación de amistad”.

Si al producto obtenido durante el proceso b) lo sometemos a un nuevo aumento de la T, obtenemos finalmente un nuevo complejo, esta vez unido mediante un enlace del tipo “no-somos nada”. Este tipo de compuestos se caracteriza fundamentalmente porque dicho enlace tiene además cierto carácter iónico en la que una parte de la molécula es la que cede sus electrones, sus ilusiones y su atención y la otra parte es la que los recibe. Experimentos recientes en los que este compuesto se conserva en una atmósfera de equilibrio y generosidad han demostrado que pequeñas trazas de estos compuestos pierden el carácter iónico pasando a ser del tipo covalente en el que se ceden los electrones, las ilusiones, apoyo y atención a partes iguales y en función de las necesidades.

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