martes, 22 de diciembre de 2009

Comando Ctrl + Z y la escala del dolor emocional

Clasificaciones del dolor:
  • Dolor agudo: es el "normal" o habitual. Es el que se siente cuando nos golpeamos un dedo, nos rompemos un hueso, tenemos dolor de muelas o caminamos tras una operación quirúrgica importante.
  • Dolor crónico: es una "enfermedad del dolor", un dolor constante, en la que el dolor se siente cada día, mes tras mes, y parece imposible de curar.

Centrándonos exclusivamente en el dolor emocional:

  • Dolor agudo: inestabilidad laboral, fracaso en una relación, semi-relación o no-relación, inestabilidad económica.
  • Dolor crónico: causa que sólo de imaginar se te encoge el corazón.

Supongamos un paciente X que sufre un dolor emocional agudo, que aparece y desaparece según su factor prioritario de la semana: estabilidad laboral, afectiva, económica… Si realizamos una encuesta es probable que dicho paciente valore su dolor con una puntuación de 6 -7 en una escala del 1 al 10.

Si el azar decide someter a ese paciente a una causa que sólo de imaginar le produzca una punzada en el corazón, éste, sin lugar a dudas, puntuará su dolor crónico con un valor de 10.

Si el destino, tras comprender que ha sido injusto, decide aplicar el comando Ctrl + Z y borrar de un soplo la causa innombrable (que sólo de imaginar produce punzadas) nuestro paciente puntuará su dolor agudo con un 2-3, e incluso con un 0 porque pensará que no siente dolor, porque le importa una mierda padecer inestabilidad laboral, emocional, económica e incertidumbre y porque sólo quiere llorar de alegría porque muy pocas veces en la vida real el comando Ctrl + Z funciona. Nuestro paciente sufre el síndrome JPC: jodido pero contento.

martes, 1 de diciembre de 2009

Cosas que pienso de camino al trabajo mientras escucho la radio

Cuando sopla fuerte el viento y no llevo goma siempre pienso que me raparé al cero y cuando suena el despertador después de dormir cuatro horas me prometo empezar a dormir, por lo menos, ocho.

Son esos pensamientos entrópicos recurrentes que todos tenemos: sé que no me raparé la cabeza por el viento y sé que no voy a dormir más de cuatro horas si la compañía lo merece.