La patética paciencia

Escena: estás esperando en el lugar donde siempre aparcas. Llevas un buen rato, y al fin llega tu turno. Coche que sale detrás de ti. Te echas a un lado para que salga y así poder aparcar. Cuando vas a meter la marcha atrás por el retrovisor ves que ya llegó el listillo que aparca, como suele pasar. “Lo de siempre”, te dices mientras bajas del coche. Llamas a la ventanilla del acompañante, chico con ventanilla bajada:

- Perdona, es que yo estaba esperando antes y me parece injusto.
- ¡Joo, es que tengo clase!

Vuelves al coche mientras te ríes. Al fin y al cabo este no te llamó hijadeputa como aquella vez que se te colaron tres. Y hoy tampoco es un día de prisas. Te sientes como si hubieses apadrinado a un niño.

Moraleja: Si prescindes del bate de béisbol prescinde del coche.