Tras charla y cervezas nocturnas deciden que la casa de él está más cerca.
Una vez en la habitación empieza a sacar cositas del bolso mientras enumera la lista en su cabeza: “aceite aromático; ah, sí, las esposas que da mucho juego, braguitas comestibles, lubricante; hummm los rotuladores que la última vez me lo pasé muy bien pintando, las bolitas chinas; bueno, y las tailandesas, no vaya a ser que piense que soy xenófoba; anda, el antifaz, creí que lo había perdido… Los condones no, que ya se lo que dirá: “¿qué hace una chica con condones en el bolso?” Creerá que soy una pilingui.
Moraleja: Utiliza bolsos pequeños.
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